Breve reportaje de esta imponente torre de refrigeración que tenía muchas ganas de fotografiar desde hacía mucho tiempo (muy similar a la Cooling Tower visitada en años antes en Bélgica).
“ Sara, no sin esfuerzo, abrió la pesada puerta metálica llena de herrumbre. El recorrido a través del túnel había sido complicado pero el esfuerzo, había merecido la pena. Durante unos segundos permaneció quieta, callada. Sabía lo que venía a buscar y lo había encontrado. Ante ella se extendía una gigantesca estructura. Una extraña sensación de impotencia la invadió al ver aquello pero Sara, estaba curtida. Era una chica dura. En un instante superó la situación y cruzó la puerta. Tuvo la sensación de que sus botas estaban hollando un territorio peligroso y hostil pero era su trabajo. Instintivamente cogió la cámara y comenzó a fotografiar aquello. La pasarela era inestable y bajo ella solo había un vacío. Sobre ella, la gigantesca chimenea de ventilación se alzaba más de ciento cincuenta metros intentando derrotarla, plancharla… Miró hacia abajo. La sensación de riesgo, sumada al vértigo producido por el tamaño de la estructura era algo adictivo y vicioso. Sara se sentó en la pasarela y comenzó a disfrutar del espectáculo”
“ Sara, no sin esfuerzo, abrió la pesada puerta metálica llena de herrumbre. El recorrido a través del túnel había sido complicado pero el esfuerzo, había merecido la pena. Durante unos segundos permaneció quieta, callada. Sabía lo que venía a buscar y lo había encontrado. Ante ella se extendía una gigantesca estructura. Una extraña sensación de impotencia la invadió al ver aquello pero Sara, estaba curtida. Era una chica dura. En un instante superó la situación y cruzó la puerta. Tuvo la sensación de que sus botas estaban hollando un territorio peligroso y hostil pero era su trabajo. Instintivamente cogió la cámara y comenzó a fotografiar aquello. La pasarela era inestable y bajo ella solo había un vacío. Sobre ella, la gigantesca chimenea de ventilación se alzaba más de ciento cincuenta metros intentando derrotarla, plancharla… Miró hacia abajo. La sensación de riesgo, sumada al vértigo producido por el tamaño de la estructura era algo adictivo y vicioso. Sara se sentó en la pasarela y comenzó a disfrutar del espectáculo”
ResponderEliminarOooh, me encanta !!! Muchas gracias José :D
EliminarGracias a tí por ofrecernos este material. Es espectacular. Ya hay ganas de verte por el Museo.
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